La respiración pausada
Ojos sedosos
Mirada azul, mirada blanca
Mirada honesta
La sala abarrotada
Un hombre sentenciado
Un juez sin escrúpulos
Hablando de hombres honorables
En una sala llena de cobardes
La defensa espera su turno
El caso se expone
Salvará su honor
O se corromperá
Haremos del pobre niño un hombre
O haremos del niño un pobre hombre
El juez da la palabra
Palabra tramposa y endemoniada
Pues la única salida
Era una puñalada por la espalda
El niño es digno, honorable
No como el juez y la abarrotada sala
El niño piensa debería hablar
Pero su silencio llena sus oídos
Su honor es como un murmuro
Diciendo soy la luz
La luz que quiebra vuestra mentira
El juez quiere tapar esa preciosa luz
el niño sucumbe a su poder
Y empieza a apagarse
Con la oscura decisión
Los culpables escapan
Y el niño maniatado
No tiene salida alguna
¿Quién diría?
Que el que encontró dicha salida
Fue un hombre sin mirada
Ojos fijos en un blanco sin sentido
Con un golpe de bastón
Se levanta
Haciéndose señor de los susurros
Acallando al juez
Y es entonces,
Cuando el ciego quiebra el filo del silencio
Unos corren, unos callan
Unos protegen, unos defienden
Otros impiden
Pero el escudo protege
No se rige por reglas
Porque la verdad siempre es más poderosa
Porque vale la pena
Salvar a quien debe ser salvado
Porque deben caer esos cuyo escudo
Es la astuta mentira
La cual se escondía bajo juramentos legales
Bajo jerarquías
Compuestas de maleantes con caretas
Esos, los que estarían dispuestos
A vender a su mejor amigo
Al mejor postor
Pero es un hombre sin mirada
Que en su mente aún mantiene
La argolla de la granada
La granada que lo llevo a las tinieblas
Esa granada que borró el camino
Sobre el cual él, jamás volverá a caminar
Pero a la vez sabe, que el niño lo merece
Por eso con escudo en mano
Saltó a las fauces de la mentira
Saltó a la boca del lobo
Saltó al pozo de mierda
Pues en la sala todos son gruñidos
Gruñidos de cerdos sarnosos
Y el ciego es uno más
Pero el niño, ese niño,
JAMÁS!
Bravisim¡¡¡¡¡¡
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